El diagnóstico de una enfermedad autoinmunitaria suele ser un proceso complicado, ya que los síntomas de estas enfermedades pueden ser vagos e inespecíficos, variando de una persona a otra. Somos plenamente conscientes de ello y no pedimos más que hasta donde la ciencia permita llegar; sin embargo, queremos recordar que nuestras afectaciones vienen de seguir las recomendaciones de las autoridades y personal sanitario. No nos hemos vacunado como un capricho personal o para obtener una ventaja social, sino para ser parte de la solución a un problema global. Por ese motivo pedimos un especial esfuerzo para llegar al diagnóstico de nuestras enfermedades, ya que éramos personas sanas o con patologías muy controladas desde hace años y, repentinamente, hemos visto como nuestra salud ha empeorado de forma drástica.

Los siguientes son algunos pasos comunes que se pueden realizar para diagnosticar una enfermedad autoinmunitaria:

  • Evaluación de síntomas y antecedentes médicos: el médico preguntará acerca de los síntomas que estás experimentando, cuánto tiempo los has tenido y si tienes antecedentes familiares de enfermedades autoinmunitarias. Esto, en nuestro caso, no suele dar buenos resultados porque las enfermedades autoinmunes se desencadenan por un agente externo (en este caso una vacuna) y no por la evolución natural de nuestro cuerpo.
  • Examen físico: el médico realizará un examen físico para buscar signos de inflamación, hinchazón o dolor en las articulaciones, la piel o los órganos internos.
  • Pruebas de laboratorio: se pueden realizar una serie de pruebas de laboratorio para detectar la presencia de autoanticuerpos, que son los producidos por el sistema inmunológico y que atacan los tejidos propios. También se pueden realizar pruebas para detectar inflamación en el cuerpo, como la velocidad de sedimentación globular (VSG) y la proteína C-reactiva (PCR).
  • Evaluación de imágenes: se pueden utilizar técnicas de imagen, como radiografías, tomografías computerizadas (TC) o resonancia magnética (RM), para evaluar el daño a los distintos tejidos y órganos del cuerpo.
  • Biopsia: en algunos casos es interesante realizar una biopsia de tejido o nervio para examinarlo bajo un microscopio y buscar signos de inflamación o daño.

Es importante tener en cuenta que el diagnóstico de una enfermedad autoinmunitaria suele ser un proceso que requiere varias pruebas y evaluaciones; aunque suelen ser diagnosticadas por médicos internistas o neurólogos, es muchos casos vemos que es imprescindible la participación de los inmunólogos para que, desde su visión holística del sistema inmune y la interacción con el resto de órganos y tejidos del cuerpo, consigan casar las piezas que lleven a un diagnóstico final. Se trata, por lo tanto, de intentar localizar el origen del problema (inmunológico) y no las consecuencias (normalmente neurológicas).